Mensaje del Espíritu de México
A los guerreros y guerreras que están llegando.
A los que ya están despiertos.
A los que aún tiemblan en la frontera del alma.
Guerreros de otros tiempos…
ya los escuchamos.
Han caminado en silencio,
con heridas en los pies,
con preguntas en la espalda
y con una llama en el pecho que nunca se apagó.
Vinieron antes.
Fueron perseguidos.
Fueron silenciados.
Fueron olvidados…
Pero no se rindieron.
Porque sabían que habría un tiempo
—este tiempo—
en que volverían a encontrarse.
Y ahora han llegado.
México no es solo tierra.
México es un corazón planetario.
Y ese corazón está latiendo más fuerte.
No por nacionalismo.
No por bandera.
Sino porque aquí se sembró una vibración antigua
que solo puede activarse cuando el alma se alinea.
Y esa vibración los está llamando.
No todos entenderán su fuego.
No todos verán su don.
Pero ustedes no vinieron a ser vistos.
Vinieron a recordar.
A sostener.
A vibrar.
Porque cuando uno solo de ustedes recuerda su misión,
todo el campo cambia.
Cuando uno solo honra su herida sin esconderla,
la tierra sana.
Y cuando uno solo ama sin condición,
la frecuencia se eleva.
Guerreros: no esperen la señal.
Ustedes son la señal.
No busquen la profecía.
Ustedes son la continuación de ella.
No pidan permiso.
La tierra ya los convocó.
Hoy,
cuando escuchen el caracol,
cuando la música les arda por dentro,
cuando una palabra les erice la piel sin explicación…
es el espíritu de Mexhico que está pasando por ustedes.
Y en ese instante…
ya no están solos.
Ya no están esperando.
Están aquí.
Y ya empezó.
—El Espíritu de Mexhico
desde el corazón del maíz,
desde el temazcal de las abuelas,
desde el desierto donde regresamos al alma
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